sábado, 26 de septiembre de 2009

La justicia para los familiares de los muertos por los casos de la Cantuta y Barrios Altos al fin llegó: el ex presidente Alberto Fujimori fue sentenciado a 30 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos, en el que fue uno de los gobiernos más represivos de nuestra historia.

Es una victoria para la democracia y el Estado de Derecho, pues el histórico juicio reveló la independencia y trasparencia de los jueces que no dudaron en sentenciar a quien fuera el autor mediato de sanguinarios crímenes perpetrados entre 1990 y 1995.

Un juicio ejemplar, que se llevó a cabo con total imparcialidad y desligado de las presiones mediáticas que comúnmente surgen y que responden a intereses contrarios a la democracia. Por ejemplo, “el ex mandatario pretendió convertir la audiencia en un show mediático. Fujimori gesticuló y vociferó alegando inocencia, motivo por el cual el presidente de la sala César San Martín le ordenó guardar la calma” (El COMERCIO).

Al parecer los argumentos esgrimidos por el abogado del acusado, César Nakasaki, no fueron lo suficientemente convincentes para disuadir al tribunal en su decisión final. Innumerables documentos formales y provenientes de las altas esferas del gobierno del ex mandatario lo comprometerían sin duda alguna en los crímenes que se le imputan.

Sin embargo, como en todo juicio polémico, cierta prensa y sectores políticos ligados al fujimorismo amenazaron con salir a protestar a las calles y perjudicar el orden público en caso la sentencia fuera condenatoria.

La otra cara

La sentencia a Fujimori es exagerada y parte de la culpa la tiene la opinión pública, que ya había condenado al ex mandatario antes de conocerse la resolución final del tribunal. En ese sentido, los argumentos de Nakasaki sobre el juicio mediatico son válidos, pues corrobora la influencia de la prensa (que en general quiere que fujimori esté en la carcel) en la opiníón pública.
Se hablaría entonces de 2 juicios, paralelos, uno con ventaja sobre el otro y que ya ha dado el veredicto final. Una lástima para quien fue uno de los mejores presidentes que tuvo el Perú, alguien que pudo derrotar al terrorismo, y que por esa inexplicable razón, ahora ha sido condenado a 30 años de prisión.

0 comentarios:

Publicar un comentario